Tratamiento para pieles extremadamente sensibles

En las puertas del siglo XXI, una de las problemáticas de más frecuente consulta en gabinetes cosmetológicos y/o cosmiátricos, y que en los próximos años se estima padecerán el 80% de las personas, son las pieles con eritema (suave enrojecimiento) edema moderado (inflamación), irritabilidad, prurito, sequedad y descamación, síntomas típicos de la denominada “Piel Sensible”.

Las mismas se caracterizan por sufrir una respuesta exagerada del sistema inmunológico frente a determinados agentes exógenos (frío, calor, luz, polución, metales pesados, cosméticos inadecuados) y endógenos (factores hereditarios, hormonales, neurológicos, estrés, etc).

Otra particularidad de las pieles sensibles es el deterioro de la función de barrera que aumenta la deshidratación y facilita la penetración de agentes extraños y alérgenos a través del estrato córneo. La gran mayoría provienen de productos cosméticos de uso habitual, no adecuados, los que a su vez modifican el pH de la piel y dañan el manto ácido.

Los conservantes, colorantes, el alcohol y las fragancias constituyen una de las principales causas de irritaciones, mentras que los emulgentes deterioran los mecanismos protectores de la superficie cutánea, ya que eliminan los lípidos intercorneocitarios.